Friday, February 13, 2009

Mi experiencia en India (Parte II)

Nuestra siguiente visita: amanecer en el Taj Majal, si muy bonito, casi mágico pero la triste realidad de las personas que malviven en sus alrededores hace que te hagas muchas preguntas. Salimos de Agra huyendo de las cucarachas. Pagamos por una habitación, en la que yo ni pegué ojo, cerca de 35 euros, sin lugar a dudas todo un engaño, como otros tantos otros.

Después de un día entero en autobús por fin llegamos a Pushkar, una tranquila villa que guarda algo de sagrado, será por ello que fue el lugar de todo nuestro viaje en el que mejor nos sentimos. Su atmósfera te transmitía algo espiritual. Es un pueblecito rodeado de montañas en las que en cada cumbre suele haber un templo hindú. Sus casas se sitúan alrededor de este lago sagrado que se llena por una sorprendente agua cristalina en la que se bañan las personas para limpiar su alma y su cuerpo. Sus calles están llenas de color y sus tiendas guardan un verdadero sabor auténtico, claro que algo enfocadas al turismo y la peregrinación. En cada rincón puedes encontrar a personas viejas un tanto extrañas que fuman marihuana para comunicarse con los dioses. Pero como en todos los lugares de India todo tiene su precio. Un rezo en el lago sagrado: 100 rupias, la pulserita de la suerte: 50 rupias, entrar al templo del dios Brahma, la única representación en todo el país: 5 a 10 rupias, por dejar que te cuiden los zapatos en la entrada. En un tranquilo paseo rodeando el sagrado lago un ávido hombre vino a nuestro encuentro con la intención de explicarnos que ese día era un día especial para el rezo y hablarnos del lago, del pueblo… etc., no tardamos en descubrir que su intención no era otra más que ponerle a Mario la pulserita de la suerte que llevaba todo el mundo. Después de pagarle lo correspondiente nos dijo adiós sin más, con su misión cumplida y nosotros con la sensación de otra desagradable experiencia. Y poco más, descansamos en esta villa dos días alejados del bullicio de las ciudades pero con la misma porquería y basura de siempre. Hasta comprobé que el cadáver de una vaca en plena calle permaneció intacto durante los días que estuve allí, me pregunto si ya se habrá descompuesto.

El mejor momento: sin duda la espera del autobús que nos llevaría a Jaipur. Como Mario es tan precavido, llegamos más de media hora antes de la salida prevista, me alejé de la estación de autobuses (si es que se puede llamar así) para adentrarme en una de las calles de Pushkar y descansar del peso de la mochila. Allí había un grupo de niños que no paraban de molestar y hacer muecas graciosas al que podría ser el abuelo de uno de ellos, cuando saqué la cámara para hacerles unas fotos ya estuvo la fiesta liada; les encanta verse en las cámaras… Antes de irme les compré unos caramelos en el puesto del padre de una de las niñas y a lo primero estaban avergonzados, no sabían si debían aceptarlos, hasta que el adulto no les dio el consentimiento no aceptaron. Me fui con la mejor de las sensaciones, un grupo de inocentes sonrisas diciéndome adiós.

Y de nuevo a Jaipur, nos gustó tanto el pequeño hotel del primer día que repetimos. El último día visitamos el fuerte Amber que sin lugar a dudas nos impresionó. Lo más destacado: la sala de los espejos, inspiración del trabajo de algunos tapices y colchas con pequeños espejitos. Para rematar y finalizar nuestro viaje volvimos a comprobar la falta de honestidad del pueblo indio: Taxi por todo un día: 800 rupias. Taxista que ofreció insistentemente sus servicios con la intención de acompañarnos y hacernos agradable nuestros últimos momentos en ese país sus palabras fueron: “Al final del día me trataréis como si fuera vuestro hermano, ya soy vuestro amigo”. Termina el día y Mario le va a pagar 1500 rupias porque nos sobraba el dinero y como propina, y en lugar de darnos las gracias, nos dice que le tenemos que dar más porque el precio del taxi eran 800 rupias cada uno. Os podéis imaginar la risa que nos entró, riso por no llorar.
Y si después de haber leído todo esto todavía lo queréis experimentar por vosotros mismos, no os voy a quitaros las ganas, os animo a que lo hagáis y que comprobéis con vuestros propios ojos como lo cruel y lo feo de una película, y con ello me refiero a Slumdog Millionaire desgraciadamente existe. Ya que he mencionado este film os animo a que la veías y al poder ser que lo hagáis en versión original para sentirla y escuchar las verdaderas voces de una población oprimida por la corrupción y la avaricia de los más poderosos.
Espero que estos tiempos tan difíciles nos permita seguir viviendo en nuestros cómodos hogares.
Besos a tod@s.

Mi experiencia en India (Parte I)

Desde que regresamos de este país, ha pasado algo más de un mes. Quizá la experiencia no haya sido tan buena como las expectativas que teníamos de nuestro viaje. Es por ello que he dejado pasar el tiempo hasta el día de hoy.
Nos fuimos sin miedo justo una semana después de los atentados de Mumbay, antigua Bombay. Desde la embajada de España en Delhi nos informaron que las medidas de seguridad se habían aumentado aunque en India nunca tu seguridad está garantizada.
Volamos a Jaipur, capital del Rajastán, con lo que Delhi quedó desde un principio totalmente descartada. En mis viajes he aprendido a apreciar la belleza del lugar fuera de las aglomeraciones. La planificación en un principio resultó algo complicada, ya que queríamos visitar diferentes sitios en poco más de una semana. Leyendo en diferentes páginas de internet y foros nos fuimos quedando con los principales lugares al alcance de nuestra ruta.
Jaipur, también llamada la “ciudad rosa” por el color de sus antiguos edificios situados en el casco histórico. Llegamos a ella a las 4 de la mañana y lo único que teníamos planificado era nuestra primera noche en un pequeño y acogedor hotel. A la mañana siguiente nos dirigimos a la estación de tren para comprar los billetes a Agra. Conseguir información no fue tarea fácil. Después de esperar tres largas colas, los billetes para Agra estaban agotados y no teníamos ticket disponible hasta tres días más tarde. Por un instante todos nuestros planes se desplomaron. Un policía que habíamos visto en la ventanilla de información turística acudió a nosotros y nos informó de los horarios de autobuses como una buena opción. Se encargó de encontrarnos un taxi con un precio establecido para las horas que nos quedaban en Jaipur. Nuestra primera visita turística fue al Palacio de Jaipur, nos impresionó la decoración de las puertas y el baile de este joven. Me pareció ver una cierta similitud con las sevillanas. ¿Cuál es vuestra opinión?

Entramos en el Observatorio de Jai Singh donde está el reloj solar más grande del planeta así como un sinfín de artefactos con el objetivo de estudiar los astros. Esta mal que lo diga yo, pero mi signo zodiacal que es Capricornio, me dijo el guía que es uno de los más importantes del zodíaco.

En fotos me pareció muy curioso el Jal Mahal. Es un palacio situado en el centro de un lago utilizado por el marajá como residencia en los meses más calurosos del año.
Hasta aquí todo bien, la cosa se torció cuando nuestro taxista insistió en visitar una fábrica textil. “Only for watch” “I don´t have any commission”. Si escucháis esto en alguno de vuestros viajes a cualquier parte del mundo, un consejo: desconfiad. Una de las situaciones que me puede causar verdadero malestar es sentirme timada y estafada. Por desgracia en India esto es constante. Siento decir que no encontramos en el segundo país más poblado del planeta ni una sola persona cuyo interés no fuera nuestro dinero, bueno excepto una, el anterior mencionado policía.
Cuando uno viaja, comprueba con sus propios ojos las diferencias tan grandes que existen en el mundo y la inexistencia de una justicia global cuya ineficacia queda demostrada con el fracaso del tribunal de la Haya. ¿Ha existido alguna sentencia que condene crímenes de guerra, acusación contra la humanidad y genocidio? El caso Milosevic fue prueba de ello, pero desconozco si los jueces que trabajan en esta institución hacen algo más de ganar grandes salarios. A lo que iba, India, un país de más de 1000 millones de personas, país con potencia nuclear y tecnología capaz de llegar a la Luna y al mismo tiempo con 350 millones de personas viviendo con menos de un dólar al día. Lo que quiere decir: Turista = monedero con patas = oportunidad de ganar dinero fácil = mala experiencia. Yo como viajera me gusta gastar o dar mi dinero en la manera que creo más justa, pero esto en India es una constante lucha. Ejemplo: botella de agua que vale 5 rupias. ¿How much is it? 100 rupias. ¿Es que me has visto cara de gilipollas o qué? Pues así todo y sinceramente uno viaja para experimentar y para mí lo que hace especial los viajes es la armonía del entorno y las personas.
Ahora voy a hablar del entorno:
Y no encuentro palabras para describir el autentico basurero en el que se está convirtiendo el país y lo peor aún es ver a gente buscarse la vida en él o vivir entre montañas de plásticos y excrementos. El oficio de algunas personas es buscar y recoger botellas de plástico y otras se dedican a amasar literalmente el estiércol de las vacas sagradas que luego venden como combustible. Os puedo asegurar que ver este tipo de actividades no es para nada agradable, uno se llega a preguntar como un país en el que vive tanta población puede carecer de algo tan elemental como es un sistema de recogida de desechos y evitar que gente viva en vertederos. La gente sobrevive y me sorprende enormemente la manera en que lo hacen. En el mejor de los casos una lona con cuatro palos puede ser una estupenda tienda de campaña y si no como auténticos cadáveres envueltos en mantas para protegerse del frío en medio de la calle. Y con este estándar de vida ¿que idea pueden tener de lo que son las normas de higiene? Cualquier pared es un meadero y cualquier agujero un cagadero. Lo de las vacunas ni siquiera puedo plantearme que exista un plan, los niños que sobreviven en esta inmundicia sin duda son los más fuertes, los débiles se quedan en el camino. Ningún paisaje que vi pudo transmitirme una sensación agradable. En nuestro paseo en moto por los alrededores de Pushkar vimos campos de cultivos de flores muy bonitos, pero no podía entender cómo se pueden permitir dar ofrenda a los dioses con pétalos de flores mientras niños no tienen que comer ni tan siquiera un simple arroz cocido. ¿Cómo se puede dar de beber a una planta mientras una población vive hacinada en una especie de campamento sin ni siquiera acceso a agua?