Wednesday, September 29, 2010

DE LA PLAYA AL CIELO

Cuando estaba preparando mi visita a Tenerife para conocer a mi sobrino Leo, “De la playa al Cielo” era el título que tenía en mente para este post.

Planificando mi estancia, me propuse hacer la ascensión al Teide y buscando información sobre el punto de partida di con la web del club deportivo los Realejos.

Le hice la propuesta a Pili, una gran amiga canaria y me dio como respuesta que subiría conmigo al Teide y más pa´ llá del infinito si hiciera falta, palabras que me alegraron y que demuestran que a pesar de los años estamos unidas.

Leyendo sobre la ruta 0-4-0 me di cuenta que todo en esta vida es posible, si te lo propones. Así, se me metió en la cabeza ascender al Teide desde la cota 0. Con 31 años de edad, con salud, fuerzas y lo más importante: ganas de vivir; esta ascensión supuso para mí todo un reto. Pero no todo fue tan fácil. Yo estaba metalizada, pero mi compañera dijo “socorro” cuando le propuse ascender desde la playa del Socorro. Le dije que nos podíamos juntar en la Montaña Blanca, que subiríamos juntas, pero negó esta propuesta. No me quería dejar sola en mi cabezonería.

Para cualquiera que quiera hacer esta ascensión he de decir que en la red hay bastante información. Las principales web visitadas han sido.

- Wikiloc
- Pirineos 2000
- Club deportivo los Realejos

Como no quiero narrar la ruta contada en numerosa web por otros expertos de la montaña, dejo aquí el mejor de los enlaces que encontré, dónde los tiempos son muy reales y la información muy precisa.

Fue Pili la que se encargó de hacer las gestiones para la reserva en el refugio de Altavista y elegir el día: 20 de Agosto del 2010 era el gran día. A la ascensión se apuntaban Nieves, Pedro y Jose pero sin determinar su punto de salida.
A última hora, tuvimos una baja, Jose y en su lugar se apuntó Diego. El grupo quedaba dividido. Nieves y Pedro que subirían desde la Montaña Blanca y Diego, Pili y yo lo haríamos desde la playa del Socorro.

Pili llegó a Tenerife desde La Palma el miércoles 18 y al día siguiente cogimos el bólido de mi hermana Cristina para irnos al Puerto de la Cruz, donde nos esperaba otra gran amiga, Alicia. Luego nos fuimos a los Realejos para inspeccionar el terreno y comprobar que las indicaciones que teníamos, eran las correctas.

Primer imprevisto: la playa. Llegamos al Socorro con todas las disposiciones, vamos que poco más y empezamos ese día la ascensión y ¿qué nos encontramos? Un tío cortando el tráfico diciendo que la playa estaba cerrada al público. ¡Que? Ya os podéis imaginar nuestros caretos. Le explicamos que somos unas valientes y que íbamos a subir al Teide desde la playa, etc, etc, el tipo en cuestión nos dijo: muy bien, mañana se lo cuentan a mi compañero, y sin más siguió con su trabajo. No le dimos importancia y continuamos con las indicaciones de la carretera. Mas que nada queríamos estar seguras del camino correcto que partía desde la carretera. Empezaríamos de noche a caminar y nos podríamos equivocar muy fácilmente.

Luego nos fuimos a por las provisiones y ya en casa de Diego, repasamos juntos las indicaciones con el google map, dejo aquí el plano que seguimos con los principales puntos.

No sé si fue la emoción, pensar que realmente era un pateo “jodido”, que Pili no estaba preparada. Sus palabras se me venían a la cabeza:
-Tía Rosa, que yo lo único que camino es de la silla a la fotocopiadora. Que me voy a morir.
No me dormí hasta pasadas las doce de la noche. A las 4:30 am sonó el despertador, pero yo ya estaba despierta. Me preparé un buen revuelto de verduras y junto a Diego nos fuimos a recoger a nuestra compañera.



Llegamos a la playa cerca de las 6 am. La puerta de acceso a la playa estaba cerrada. Empezamos a forzar la entrada de la verja cuando el guarda que sale a nuestro encuentro. Le explicamos la situación, le decimos que tenemos que tocar el agua para posteriormente pisar el techo de España y nos manda al carajo. Que nos vayamos a otra playa. ¿Cómo? ¿Qué pretendes que cojamos el coche, que toquemos el agua en otro punto y que volvamos aquí? ¿Pero, es que no lo entiendes? ¡Que no, tíos, que me juego mi puesto!
Contando que está la situación como para jugarte un trabajo, pues si tienes que mandar a alguien a la porra ni te cortas. Yo me callé porque estaba empeorando la situación, pero no retrocedí ni un paso de la entrada. Mira a ver, Diego, tío, dile que se enrolle. Y ahí entró el Diego más convincente. ¡Venga joder, que van a ser 5 minutos! ¡Que no nos va a ver nadie! Silencio.
¡Venga chicos, bajar y subir! ¡Rapidito! Gracias, mil gracias.
Otra muestra de que querer es poder.

Entre pitos, flautas, fotos, contienda y puesta a punto del equipo (linternas), empezamos la ascensión a las 6:30 de la mañana.

El camino hasta el Lance, donde vimos el Teide por primera vez, lo hicimos sudando y cumpliendo con los tiempos. Claro que en cada punto destacado nos tomábamos nuestros 10, 15 minutos de descanso. Diego siempre el primero marcando el ritmo y yo con Pili que preguntaba cada 5 minutos si toda la ascensión iba a tener la misma pendiente.

Cogimos la cresta de la montaña sin ningún problema, en las bifurcaciones hacíamos caso al blog de Oscar, siempre el camino más empinado y el de la izquierda. Llegamos a la fuente de Pedro, con la mitad de nuestras reservas de agua. Un extraño lugar. Continuamos la ascensión siguiendo una tubería de agua. He decir que este hecho me molestó bastante. No puedo entender cómo el último punto de agua está tan lejos de la meta, siendo una ruta tan popular en Tenerife y luego subes y subes y te encuentras con tuberías de agua. ¿Tan difícil es sacar un grifo de una tubería?

Llegamos a lo que fue el Pino Llorón, exterminado por la red de caminos, como denunciaba un cartel. El nombre se debe al efecto de la condensación del agua de las nubes al entrar en contacto con las acículas del pino. Pudimos comprobar este efecto en otros tres pinos del camino que parecían que verdaderamente estaban llorando por su compañero muerto.
Con tantas lágrimas creemos que fue en este punto donde nos desviamos y a saber por qué camino cogimos. Estuvimos pateando más de una hora sin ver ninguna de las indicaciones que teníamos. El camino era “llano” comparado con el que veníamos trayendo y bien conservado. Al fondo el Teide se presentaba ante nosotros como una alucinación e ingenuos creíamos que en un par de horas estaríamos en la falda de la gran montaña.

Llegamos por fin a un “merendero” donde estaban mis antiguos compañeros de trabajo, los de Tragsa. Preguntamos y nos encontrábamos en Piedra Pastores. Nos comunicaron que por lo menos habíamos caminado 3-4 kilómetros más, que por la cresta, el camino correcto estábamos a 40 minutos del Pino Llorón.

Eran las 2 p.m, cogimos fuerzas con un buen bocadillo y una merecida siesta de casi una horita. ¡Hasta se escucharon ronquidos! A las 3:30 con todo el solazo nos pusimos en marcha, sin duda la parte más dura hasta llegar a el Collado de la Degollada del Cedro.
De agua íbamos fatal, por no decir que jodidos si teníamos en cuenta que nos quedaba todo el Llano de las Brujas sin una sombra.

Llegamos a los límites del Parque Nacional de las Cañadas del Teide y allí estaban de nuevo nuestros salvadores. Los de la Transa, como decíamos en la Royal City. Nos dieron más de 5 litros de agua que repartimos entre los tres y que nos salvarían la vida.



Cuando el día anterior estuvimos viendo la ruta, el tramo mas temido por mí era el que nos precedía. Desde la Fortaleza hasta la montaña Blanca, se suponía que este camino lo haríamos sobre la 1, 2 de la tarde con todo el sol. Por fortuna empezamos este pateo a las 5 pm. Según las indicaciones nos quedaban 3:30 caminando por terreno llano. Para mí fue lo más guapo del pateo.

En si mismo las Cañadas del Teide son una maravilla, pero si llegas a ellas desde la playa, pasando por el mar de nubes, bosque canario y pinar… cuando llegas a este paisaje te parece estar en otro planeta, tan desértico y tan bonito, con la majestuosidad del Teide de fondo… Una maravilla para los ojos y el espíritu.
Como he dicho anteriormente, tuvimos la suerte de empezarlo sobre las 5 con lo que nos gozamos el atardecer, el cambio de luz y las distintas tonalidades de la tierra con la luna de fondo.

Llegamos por fin al primero de los huevos del Teide, yo lo abracé de la alegría. Su nombre científico son bolsas de acreación. Se forman cuando la lava desciende por una pendiente muy pronunciada como una bola de nieve acumulando capas de lava. Llegan a alcanzar los 3 metros.

Caminamos y caminamos entre los huevos, mientras recibimos la buena noticia que Nieves y Pedro ya estaban en el refugio. También recibimos otra mala: nos quedaba una “pechera que agüita” o lo que es lo mismo una pendiente que jode.
Pedro nos recomendó antes de empezar, coger fuerzas con algo de comida, mentalizarnos y no parar, subir y subir sin mirar arriba, caminar y caminar sin parar. El bajaría para ayudar a Pili, pues moralmente ya no tenía batería.

El sol estaba desapareciendo y la sombra del Teide en el Este era el testigo, el cielo se tiñó de morado y azul y la luna cobró su protagonismo. Con el último bocado todavía en las tragaderas empezamos lo que fue nuestro calvario.
Todo lo caminado hasta ahora había sido un paseo. La verdadera ascensión empieza en la cota 2.740 para llegar a 3.270 metros de altitud en apenas 3 km. En algunos tramos incluso asciendes a gatas. Los frontales no nos hacían falta, pues el claro de luna era esplendoroso.

A poco más de medio camino nos encontramos a Pedro, mi salvación y la de Pili. Me cambié las botas militares que mi hermano me prestó (en mala hora me las puse) por mis habituales zapatillas de correr, todo un descanso para mis pies. Pedro acarreó con la mochila de Pili y le hizo más liviana su penuria. Las bromas de Pedro y sus ánimos hicieron que a Pili se le despertara la vena humorística y empezara la guasa con su “coñado”, claro, que duraría poco.

Cada vez que mirábamos arriba, veíamos piedras y más piedras… Las palabras de Pedro “venga “coñada”, que ya queda poco, cinco minutos” resultaban hasta molestas. No veíamos el final. Una luz blanca y las voces de Nieves nos anunciaron la meta. ¡Pili, que ya estamos aquí! Nieves bajó a ayudar a su hermana y lo primero que le soltó fue: ¡Venga Pili, que ya te queda poco, cinco minutos! Pili tiró con el bastón y entre lágrimas y gritos mandó a su hermana (pobre, que no tenía culpa) al carajo. ¡Joder, con los cinco minutos! ¡No me digas más que ya queda poco, joder! Esta vez era cierto.

Pili entró llorando al refugio y yo sin palabras. Nos hicimos un merecido retrato que quedará para el recuerdo. El guarda del refugio nos dijo que habíamos hecho una locura, nada que no supiéramos. Tras 17 horas de pateo lo que más quería en el mundo, era dormir.
¿Cómo se duerme a 3.270 metros de altitud? Yo lo hice de p.m. pero otras personas no pegaron ni ojo por la altura. Me desperté en mitad del sueño con un sudor frío, me arropé mejor y seguí durmiendo hasta que el despertador sonó a las 5:30 am.

Nada más abrir los ojos busqué a Pili con la mirada. La noche anterior decía que ella no subía. Me reconforté verla vestirse y le di los buenos días con la mejor de mis sonrisas.
Salimos el equipo al completo sobre las 6. No hacía demasiado frío.



En cuanto nos pusimos en marcha nos sobraba todo el abrigo. La respiración se hacía difícil y el pateo comparado con el del día anterior, algo superable. Nos mentalizamos: hora y media y estamos en la cima de España. Paso a paso sin perder el ritmo subimos. La luna había desaparecido y el uso de los frontales se hacía necesario, esto impedía acelerar la marcha pues yo compartía frontal con Diego. En cambio, las estrellas se veían claramente como nunca en mi vida las he visto. Parecían estar cerca. Cada unos tres, cuatro minutos íbamos “parando” para reagruparnos. En una de estas paradas técnicas, miramos al cielo y se presentó ante nosotros la estrella fugaz mas asombrosa que he visto nunca. Atravesó de Este a Oeste toda la bóveda celeste llegando a sobrepasar los 15-20 segundos de duración y cuando alcanzaba el cenit se dividió en tres fragmentos dejando una gran estela luminosa con la que alucinamos todos los presentes. Parecía que iba a caer dentro del cráter del Teide. Fue nuestra primera recompensa.

Después de una hora llegamos al teleférico y al sendero que sube hasta el cráter. Un aire gélido empezó a azotaba nuestros cuerpos, pero nos rendíamos, al contrario, subíamos con más rapidez para encontrar un pequeño resguardo, que no existía. El cielo empieza a cambiar de color. Una línea roja rompe el azul profundo del cielo, para dar paso a la claridad y a los tonos anaranjados. Las siluetas de Gran Canaria, La Gomera, La Palma y el Hierro parecían flotar en el mar de nubes. Llegamos al cráter, pequeño para la majestuosidad del Echeyde, su nombre en canario. Ya desde la cima, a 3.717 metros de altitud, la sombra de la gran montaña bajo nuestros pies. Una pirámide perfecta que se extiende hasta donde el mar se junta con el horizonte.

El Teide o Echeyde es un estratovolcán, lo que quiere decir que es un edificio volcánico que se forma por los diferentes periodos de actividad eruptiva, con lo que en cada etapa alcanza más y más altura quedando la cámara magmática con más presión por encima. Una de las teorías de la formación del Circo de las Cañadas es el hundimiento del volcán y otra teoría es el desplazamiento gravitacional hace más de 170.000 años. Total na´.
El descenso lo hicimos en el teleférico y nos fuimos a los Realejos a celebrarlo en un “guachinche” con garbanzas, pescado salado, pulpo, papas arrugadas y vino casero.

Lo que más me llenó de toda esta experiencia es sin lugar a dudas, ver la felicidad de mi amiga por más de una hora en la que nos quedamos en la cima. Para ti Pili, por todo lo vivido juntas, por todas nuestras locuras, esta, y las que nos quedan por hacer, son todas estas palabras.

P.D. Para tu consuelo todavía tengo las uñas de los pies negras.