Monday, July 19, 2010

República Checa y Austria. Parte I

Por fín llegó el momento de tomarse un respiro y descansar del angustioso calor que se sufre en los Emiratos Árabes durante los meses estivales.
Un día de fiesta por la conmoración del día que el profeta Mahoma dejó la Meca para llegar a Jerusalén y ascender a los cielos, 4 días de vacaciones y escapada de 10 días para algún sitio.

Aprovechando la inauguración de vuelos con Praga de la compañía aérea de Emirates, compramos unos tickets y allí que nos juntamos con los padres de Mario: Antonio y Teresa. Daba la casualidad que Javier coincidía esos días en Viena en su curso de dirección de orquesta, así que la excusa perfecta para planificar una ruta por ambos países en compañía familiar.

Para ver el mapa con más detalle pinchar AQUI

Nosotros llegamos temprano, a las tres de la tarde ya estábamos aterrizados en Praga, como los padres de Mario no llegaban hasta por la noche, cogimos el coche y nos plantamos en el pueblo de Karlstejn que tiene un castillo muy popular. El problema de la República Checa son los aparcamientos. Buscando un parking adecuado nos adentramos en el pueblo hasta que nos persiguió un policía y con un medio inglés nos mandó a tomar vientos, sin opción de bajar por donde habíamos subido y nos obligó a dar un rodeo de unos 15 km para volver casi al mismo punto. Esta vez dejamos el coche en el parking y subimos la cuesta andando. Como llegamos al castillo con muy poco tiempo para la visita, preferimos quedarnos en lo alto y contemplar relajadamente el verdor del paisaje tan ajeno ya a nuestros ojos.

Con la tarde ya cayendo, decidimos comer, merendar o cenar, lo que a esa hora tocase. Lo hicimos junto al río en un pueblito por el camino. Nos sorprendió gratamente, la cantidad de ciclistas y aficionados al camping que hay en este país. Otra forma de viajar, se llama: turismo activo.
La tasa de alcohol para conducir en la República Checa es 0,0 así que el pobrecito de Mario tan solo pudo mojarse los labios con mi cerveza. Por el contrario disfrutó de uno de los manjares prohibidos en los Emiratos Arabes, la carne de cerdo. En este país se puede disfrutar de la carne de cerdo en todas sus variantes, desde salchichas, jamón cocido, a la brasa, filetes de lomo, etc, etc. Desde luego que tanto la cerveza como su gastronomía son uno de los puntos a destacar de este país y algo que te llevas en el paladar y que todavía saboreas cuando recuerdas momentos como el de aquel día.

Llegada de Antonio y Teresa asombrosamente puntales. Tras el encuentro de 6 meses sin vernos, nos montamos en el coche y nos ponemos rumbo al un pueblito camino de Viena, Senohraby, donde pasaremos la noche. A decir verdad el hotel de 5 estrellas en el que nos quedamos no las merecen. Destaca su arquitectura algo ostentosa, queriendo imitar a un castillo checo, pero le falta armonía y atención en la decoración de las habitaciones.
Nos ponemos al día de nuestras vidas en la terraza del hotel disfrutando al mismo tiempo de una deliciosa jarra cerveza y lomo ibérico recién traido de las Españas.
A mi me despierta el sol matutino hacia las 5 de la mañana, sería por la emoción del viaje o por la claridad del día, el caso es que me levanto de la cama de un brinco, me pongo las zapatillas de correr y con el frescor de las primeras horas del día me pego unas carreritas por el pueblo, perdiéndome por sus calles, su monte y alucinando con sus casitas rodeadas de parcelas con huertas.

Tras un copioso desayuno a base de salchicha de cerdo, nos ponemos en camino. Primera parada: el castillo de Cesky Sternberk. Está encaramado en lo alto de una montaña, entre dos ríos y se disfruta de una vista muy bonita del valle. Nos dejamos llevar por las guías del castillo y disfrutamos de sus salones con frescos, estucos y muebles de época. Los secretos que guardan sus paredes me hicieron soñar con el romanticismo de otros tiempos.

Coincidiendo con la hora de comer hicimos una parada táctica en Brno, capital de la región de Moravia. Luego dimos un paseo por el centro con toda la solanera, su casco antiguo no destaca por su belleza, no obstante, para nosotros, ya acostumbrados a los modernos rascacielos, pasear por sus calles fue todo un placer.

En la ruta estaba seguir por la autopista E65, pero un despiste siguiendo las indicaciones a Viena hizo que nos desviáramos por la E461 separándonos del complejo Lednice-Valtice. No visitamos Lednice pero si paramos en Valtice, regiones muy parecidas, caracterizadas por sus paisajes vinícolas, sus casas palaciegas y sus jardines boscosos. Hicimos alguna cata de vino blanco, compramos alguna botella y nos pusimos rumbo a Viena pasando por minifundios de viñedos entre pueblo pintorescos.


Por cierto, que ese día jugaba la selección española con Paraguay y como buena seguidora, apoyado a España desde por la mañana.

2 comments:

Antonio Illán said...

Muy bueno. Sigue escribiendo. Ya comentaré.

Anonymous said...

a ver cuando llega Viena!!!
JAvier.