Sunday, October 19, 2008

De Ruta por Oman

Aprovechando las vacaciones del Eid, hicimos una visita a nuestro país vecino: Oman.
La ruta elegida con antelación contemplaba el siguiente planning:
- Ir por la carretera de la costa hasta Khasab, un pueblo situado en la punta de la península Arábiga.
- Adentrarnos en las montañas a traves de las carreteras locales que no son más que pistas de tierra (ruta de Mussandam), disfrutar de una vista espectacular en lo alto de las desérticas montañas y acampar a 1600 metros de altitud para aprovechar el frescor de la noche.
- A la mañana siguiente bañarnos en una playa de difícil acceso situada en el fiordo de Khor Najd.
- Visitar el bosque de acacias.
- Darnos un paseo en barco por el estrecho de Ormuz.
- Vuelta a casa.

Como Mario muy bien ha descrito, cruzar la frontera por Tibat fue toda una odisea, con lo que perdimos mucho tiempo por no decir todo el día. A mi me dio tiempo de coger un considerable leño para calentarnos por la noche en las alturas.
Así que una vez ya en Khasab paramos a comer en un cutre restaurante, con el fin de reservarnos la comida que llevábamos para la cena. Como es habitual en el servicio, tardaron en servirnos el medio pollo que habíamos pedido y una vez devorado, el camarero nos hizo una buena oferta para nuestro paseo en barco planeado para el siguiente día. Así que quedamos con él a la una de la tarde del día siguiente.
Con el sol cayendo y con pocos minutos de luz nos adentramos entre las montañas con el fin de acampar en la tranquila playa que habíamos elegido visitar. Llegar a ella fue una pasada, sobre todo por las vistas que había desde lo alto de la montaña y el camino lleno de curvas con barrancos a los lados.


Cuando llegamos al lugar lo que iba a ser una tranquila playa, era una reunión de árabes en haimas. Tenían hasta generadores para alimentar de electricidad a los ventiladores. Vamos que solo les faltaba la televisión con la antena satélite.
Y a nosotros no se nos ocurre otra cosa que montar las tiendas al lado de uno de los generadores, con lo que al cabo de un rato, tuvimos que trasladar todo el chiringuito a otro lugar un poco más silencioso.



Lo que podía haber sido una tranquila acampada en las montañas disfrutando de una hoguera y de las estrellas, se convirtió en una noche calurosa al lado del mar, con fuegos artificiales incluidos.







Con la luz del día pudimos apreciar el lamentable estado de la playa toda llena de plásticos, con lo que se nos quitaron hasta las ganas de bañarnos. Así que a recoger a toda prisa para irnos a otro lugar a descansar.














Con el día ya empezado, Lorenzo cada vez apretaba más y más. Hicimos una visita a una tranquila playa donde nos dimos un remojón y cuando ya no aguantábamos mas el sol nos fuimos de visita por los fuertes.



Visitamos el fuerte de Bukha. Aunque estaba cerrado pudimos contemplar el poblado desde lo alto.


Y también visitamos el fuerte de Khasab lo que nos sorprendió bastante por lo bien puesto que estaba todo y bien cuidado.
Con la hora pegada en el culo (como siempre) nos fuimos al puerto a darnos nuestro paseo en barco. En un principio nos dijeron que nos montábamos en una lancha hasta alcanzar a uno de los barcos locales y una vez en el mar hacíamos el transbordo.

Pues resultó que estuvimos jugando al ratón y al gato con la lancha y el barco y a los 20 minutos llegamos otra vez a puerto, punto del que habíamos partido y una vez allí hicimos el transbordo.
Ya una vez montados en el barco correcto hicimos el paseo prometido por el golfo de Ormuz.
Nos adentramos por el fiordo de Khor Shamm y visitamos la isla del telégrafo usada por los ingleses desde 1864 a 1869 y posteriormente territorio del ejército de Omán.
Para nuestra sorpresa pudimos disfrutar de las acrobacias de delfines en libertad.
Vimos desde el mar el insólito pueblo de Kumzar, ya que solo se accede por vía marítima, sus casas son de piedras y sus escasos habitantes hablan una mezcla de persa, inglés, urdu y baluchi.
Para terminar nuestro paseo nos dimos un chapuzón y equipados de gafas y aletas nos adentramos en el fondo marino.
La vuelta a casa fue muy larga (sería por el cansancio), aunque pasar la frontera tan solo nos llevó 30 minutos.
Vinimos con un sabor agridulce de Omán, ya que es un país que conserva intacta sus playas y sus pueblos son muy auténticos. El punto agrio lo ponen las personas que no cuidan el entorno en el que viven y dejan sus despojos por donde pasan.
Se me olvidaba comentar: el beso entre hombres omanes es como el de los gnomos, con la diferencia que al mismo tiempo se tiran un beso al aire. Muy, muy curioso, (al igual que las siguientes fotos).

1 comment:

Anonymous said...

Hola hermanita, ya de vuelta en España parece que todo lo que hemos pasado ha ocurrido hace mucho tiempo, que lejos queda nuestros dias en Dubai, y eso que estaba alli hace tan solo 4 dias, la verdad que ha sido un viaje para no olvidar, en su totalidad, aunque creo que me quedo con Nepal (que ya me imagino que escribiras mas adelante) es un pais increible, desde sus majestuosas montañas que te envuelven en su magia hasta su gente, siempre con una sonrisa y dispuestas a ayudar.
Gracias por animarme ha realizar este viaje.
Tu hermana